En esta serie de post os iré narrando, nunca mejor dicho, cómo ha sido mi experiencia esta temporada. Hoy hablamos del adiós a Luque y a la luna de mi coche.

• Este ha sido el tercer año (segundo consecutivo) que he podido narrar los partidos del CD Cabecense. Además de ser especial por la vuelta a competición nacional, Tercera División Española, tras el ascenso, ha sido todo un reto las innovaciones que cada fin de semana en Telecable llevábamos a cabo para ir mejorando la cobertura del balompié cabeceño. 
• A principio las retransmisiones no variaban mucho del año anterior. La previa a pié de campo y una narración solitaria para la emisión del partido en diferido. La temporada ha finalizado con la narración acompañada de comentarios técnicos, un comentarista a pie de campo, en directo en nuestro canal, en nuestras redes sociales y colaborando también en la televisión de la Real Federación Andaluza de Fútbol.

Al conflictivo partido contra el Xerez Deportivo, le siguió una derrota en Rota por 0-2 y un empate ante el Conil en casa. Volvíamos al Carlos Marchena en el puente de Todos Los Santos para la retransmisión del partido contra el equipo jandeño, entrábamos al campo con las puertas cerradas y las gradas vacías. Recuerdo perfectamente como se cerraba tras de mi la puerta de entrada al estadio y esa sensación tan extraña, tan triste…

Cambié mi posición de narrador de la antigua cabina de Radio MCM a las nuevas gradas del Carlos Marchena puesto que al no haber público en ellas iba a poder tener mejor visión del partido, además de más información de los banquillos puesto que se encuentra justo detrás de los mismos. Las razones por las que no me solía sentar allí durante los partidos son varias. En primer lugar el ruido que entra en los micrófonos es muchísimo más que al estar en una cabina semi cerrada, también no tener un lugar donde apoyar mis ‘bártulos’ (tablet, hojas de apuntes, alineación, libretas, etc) es un handicap a tener muy en cuenta, y por último la incomodidad de sentirse observado.

En lo referente al partido el Cabecense igualaba su peor inicio goleador en tercera división de su historia, 180 minutos sin anotar un solo tanto, lo más preocupante es que tampoco inquietaba mucho la portería contraria. Contra el Conil falló un penalti, algo sorprendente teniendo en cuenta quien lo lanzaba, el mago palaciego Burrita, que estaba, en ese inicio de temporada, los últimos coletazos de puro talento en el Carlos Marchena. El Conil fue superior en ocasiones claras aunque el equipo rojinegro también reclamó un penal cometido sobre Francis, bastante claro como podrán ver en las imágenes.

En entrador tomareño del CD Cabecense, Manuel Luque, salía del partido tocado y con diversas críticas por parte de la afición durante esa semana de después, las críticas iban en torno a la falta de intensidad, de gol y de ocasiones. La noticia de que el partido se jugaría a puerta cerrada nos pilló a la mayoría por sorpresa, la segunda ola golpeó toda Andalucía, aunque en Las Cabezas no fue tan grave como en el resto de pueblos colindantes. Empezó con esta norma de partidos a puerta cerrada un llamamiento por parte de no pocos clubes de que la competición se suspendiera ya que según ellos, el fútbol modesto de esta manera no tenía sentido, desde mi punto de vista tampoco, sin embargo confiaba en lo que finalmente sucedió, iban a ser pocos los partidos que se jugaran sin público.

Para la cuarta jornada, esperaba el derbi en Lebrija frente a la Lebrijana. Un partido que no olvidaré en mucho tiempo… y no por el resultado ni algún evento del partido. Normalmente no suelo viajar a los partidos visitantes, puesto que no lo cubrimos en Telecable Las Cabezas pero en esa ocasión iba colaborando con un medio de prensa digital andaluz para realizar una crónica del partido. El partido se saldó con derrota, la tercera en la temporada. Un partido en el que el equipo rojinegro se quedó con uno menos durante algo más de media hora de partido. Con el 2-0 en el 75 se producía un penalti que materializaba Domingo Jarana que daba esperanzas a un cense que tuvo la una más para un futurible empate heroico, pero el disparo de Ganfornina se iba rozando el palo.

Nunca una derrota me dolió tanto.

Antes dije que fue un partido que no olvidaré en mucho tiempo, y cómo han podido comprobar tampoco es que hubiera nada diferente durante el partido. La (mala) sorpresa llegó a la vuelta por el coche al parking para volver a Las Cabezas, cabe recordar en este punto que no se podía salir de la localidad por el cierre perimetral en toda la comunidad autónoma sin un salvoconducto. Al llegar a la bolsa de aparcamientos mi sorpresa fue mayúscula al encontrar mi coche, de tan solo tres meses, con una de las ventanillas rotas y clara señas de haber entrado en el vehículo. En principio parecía que era un acto vandálico pero fueron unos nueve coches que habían roto los cristales y entrado a robar, todo lo que pillaran dentro del auto. En mi casa tan solo fue un cable para conectar el smartphone en el navegador a bordo.

De entre los damnificados había jugadores del equipo celeste, otro compañero periodista y directivos del equipo lebrijano. Tras la denuncia a la Guardia Civil y meses más tarde un juicio rápido para declarar en Lebrija, el autor fue detenido gracias a las imágenes de una cámaras de video-vigilancia en la zona de los diferentes hurtos, que determinaron la identidad del sospechosos.

No mejor que mi coche quedó la moral del equipo tras la derrota. Las cifras estaban ahí. 1 punto de 12 posibles, un tanto a favor por seis en contra. Un mal inicio no es tan dramático en el mundo del fútbol pero la sensación que daba la plantilla era bastante deprimente, sin orden en el partido de Lebrija y muy blandita atrás. Ese sería el último partido de un buen entrenador como Manuel Luque, que ponía punto y final a su segunda etapa como entrenador rojinegro.

Lo conocí la temporada anterior y viví muchas ruedas de prensa, con su particular forma aceleradísima de transmitir su valoración de los encuentros. Él fue uno de los máximos responsables del ascenso de nuevo a Tercera en su primer año en División de Honor en mucho tiempo y como tal hay que reconocer su gran trabajo con el plantel.

Se hacía cargo del equipo Rogelio Sánchez; el, hasta entonces, director deportivo. Conocía a la plantilla como nadie y su carta de presentación fue el 4-3-2-1 que cambió el destino de la temporada. Pero eso será para el siguiente capítulo.