Publicado el en eltimodelospanini.wordpress.com / proyecto para la Universidad de Sevilla
«El fútbol fue un milagro que le permitió a Europa odiarse sin destruirse» estas palabras la firmaba el escritor norteamericano Paul Auster haciendo referencia a Europa de la segunda mitad del siglo XX. Tras la creación de la Unión Europea el continente no tuvo conflictos armados hasta las Guerras de los Balcanes o las Guerras Yugoslavas en 1991
Una vez finalizada esta guerra y remodelados los territorios, el deporte siempre ha sufrido las rencillas que quedaron de estos conflictos étnicos. El racismo entre diferentes países que conformaban la antigua Yugoslavia también son palpables en diversos acontecimientos deportivos.
El pasado 14 de Octubre lo veíamos en el partido clasificatorio para la Eurocopa de 2016 que enfrentaban a las selecciones de Serbia y Albania. Ambos países formaban parte de la ya citada antigua Yugoslavia y en la guerra fueron protagonista del conflicto del Kosovo, región del sur de Serbia que según los separatistas albaneses concebían como propiedad de Albania. La UEFA tienen enfrentamientos prohibidos por cuestiones políticas (Gibraltar no se puede enfrentar a España) pero no actúa de la misma manera con territorios de los Balcanes, anormal si tenemos en cuenta que son casos muy parecidos.
El partido se disputaba en Belgrado y las autoridades no vendieron entradas a los aficionados albaneses por precaución ya que el partido estaba catalogado de alto riesgo por la rivalidad de las aficiones. Pero, según fuentes policiales, un grupo de albaneses residentes en Serbia consiguieron entrar en el campo y por medio de un aeronabe manipulada por control remoto ondearon una bandera de la Gran Albania (que reivindica como propia la región de Kosovo) El jugador de la selección Sebia Mitrovic consiguió arrebatar la bandera con vehemencia cuando esta se encontraba a poca longitud del terreno de juego, la agresividad con la que la arrebató desató en el terreno de juego una tangana entre los jugadores de uno y otro equipo. Dicha tangana fue a mas cuando hasta el propio cuerpo técnico entro en al trapo y comenzaron a lanzarse objetos, el terreno de juego se convirtió en una batalla campal en la que el odio se hacia visible. Los aficionados consiguieron burlar, o más bien desbordar al cordón policial e invadir el césped.
La salvajada y la barbarie que se vivió en aquellos minutos nos recordó a la década de los 90 y el conflicto nos dejó claro que no todo está olvidado ni perdonado del pasado, ya han pasado mas de 12 años y el odio sigue instaurado en muchos de los serbios y albaneses.


