Este Rocío ha sido muy especial en muchos aspectos, y solo tengo palabras de agradecimiento a la Virgen por hacerlo posible. Han sido días de emoción, fe y hermandad, en los que cada paso en la arena y cada instante ante Ella han dejado una huella imborrable.

El domingo de Pentecostés tuve la oportunidad de embarcarme en un gran proyecto que llevó las vivencias y emociones del Rocío a más de 200.000 pantallas en toda España. Un reto apasionante que no habría sido posible sin el increíble equipo que lo hizo realidad. A todos ellos, gracias por el esfuerzo, la dedicación y la pasión que han puesto en cada detalle. Me llevo un aprendizaje enorme en la mochila y la certeza de que el Rocío une corazones más allá de cualquier frontera.

Como dijo San Juan Pablo II: “Que todo el mundo sea Rociero”