El pasado Jueves de Pasión, en el recogido espacio del Oratorio de Santa Ángela de la Cruz, no solo asistimos a la presentación de un libro: fuimos testigos de un encuentro íntimo con la palabra, con el arte de narrar lo sagrado desde lo humano, y con el silencio como revelación.
Presentar El Pan de Emaús, la nueva obra de Álvaro Romero Bernal, fue mucho más que un acto literario. Fue una velada cargada de profundidad espiritual, emoción contenida y belleza serena. En sus páginas, el autor —con una sensibilidad narrativa que lo caracteriza— nos invita a escuchar las voces olvidadas o apenas susurradas del Evangelio: doce personajes secundarios, muchas veces relegados a los márgenes, toman aquí la palabra para hablar de su encuentro con Cristo desde la duda, el amor, el desconcierto o la esperanza.
El Pan de Emaús no se limita a contar historias; las revela, las deja abiertas, suspendidas en puntos suspensivos que apelan directamente al lector y a su experiencia de fe. Álvaro Romero Bernal —como bien se destacó durante la presentación— tiene el don de escuchar al silencio y traducirlo en una escritura que toca lo hondo.
Agradecemos profundamente a todos quienes hicieron posible esta noche tan especial: al propio autor por su generosidad, por compartir su mirada única y su palabra precisa; a la Editorial LaBaja Andalucía y al colectivo Puesta a Punto por su compromiso con una formación católica crítica y actual; a Francisco Acosta, cuyo acompañamiento musical dotó al acto de un halo aún más emotivo; y, por supuesto, a todas las personas que llenasteis el oratorio, acompañando con atención, respeto y calidez cada momento del encuentro.
En pleno tiempo de Cuaresma, en el preludio de la Semana Santa, no podría haberse dado un marco más propicio para abrir el corazón al misterio. Porque El Pan de Emaús —como se dijo durante la presentación— es quizá “el más bello Evangelio sobre los Evangelios”.
Una noche para recordar. Un libro para meditar. Y un mensaje para dejarse transformar.
Pedro Pablo Muñoz 