Volver a participar en el Aula Abierta de Mayores de la Universidad Pablo de Olavide siempre representa una oportunidad valiosa para el diálogo, la reflexión y el aprendizaje compartido. En esta ocasión, tuvimos el privilegio de abordar un tema tan cotidiano como profundo: la comunicación no verbal en el espacio público.

Durante la sesión, exploramos cómo nuestros gestos, posturas, miradas y desplazamientos hablan por nosotros incluso cuando no pronunciamos una sola palabra. Analizamos cómo el lenguaje corporal construye relaciones, genera vínculos —o, en ocasiones, los obstaculiza— y cómo todo esto cobra una dimensión especial cuando se da en espacios comunes, como calles, plazas o medios de transporte.

El interés y la participación activa del grupo fueron, una vez más, el motor del encuentro. Las preguntas, comentarios y experiencias compartidas por los asistentes enriquecieron el diálogo y reafirmaron que el deseo de seguir aprendiendo no entiende de edades. El entusiasmo que se vive en el Aula Abierta de Mayores de Las Cabezas de San Juan es contagioso y profundamente inspirador.

Este espacio no solo ofrece formación continua, sino que se ha consolidado como un lugar donde se cruzan vivencias, saberes y perspectivas generacionales. Un auténtico foro ciudadano que apuesta por una vejez activa, crítica y comprometida con su entorno.

Agradezco sinceramente a todos los participantes por su energía, su curiosidad y su disposición a dejarse interpelar por temas que nos atraviesan en lo cotidiano. Volver a este espacio es, para mí, siempre un privilegio y un ejercicio de escucha, aprendizaje y renovación.

Seguimos caminando juntos, atentos no solo a lo que decimos, sino también —y quizá más importante— a cómo lo decimos sin palabras.